sábado, 20 de abril de 2013

Una pequeña necesidad.

Entre humo, tu imagen se me va, pero aun así eres la mejor de todas las imágenes.Todo se mueve, todo se fragmenta, se mezclan los colores y mi respiración es forzada, no me entra el aire; mis pulmones se han vuelto chiquitos o yo demasiado grande. En medio segundo, yo no estoy en mi y tú ya no estás aquí. Mis brazos son pesados, así que decido deshacerme de ellos.Cierro los ojos, el negro se tiñe de muchos colores, principales tonalidades naranjas, moradas, verdes y azules muy ácidos, rojos brillantes, todo caleidoscópico y entre pequeñas risas nerviosas en mi conciencia, aparecen ellos. Dos arlequines, graciosos y morbosos, que me hacen respirar de forma orgásmica, lo cual me provoca incontrolable risa nerviosa; me invitan a un lugar, con sus lánguidas manos me llaman, sus uñas son largas, y sus caras blancas con gorros con puntas y bolas sonoras, me dicen que vaya con ellos que esté tranquila. Yo me río, no dejo de reír  de una forma extraña, esa risa de cuando estás llegando al nirvana; mi respiración se va tranquilizando, se me abre un ojo, veo que sigo donde empecé, vuelvo a mi cuerpo y cierro los ojos nuevamente.Al parecer no ha cambiado, me doy cuenta de que estoy en dos realidades a la vez y tal vez en ninguna, me abstraigo. Y en un segundo, aparece ella, una mujer rubia, como una enfermera payasin. Al verme, dice rápidamente: ella lo sabe. Se da cuenta de que yo se que ellos están en ese lugar, que se de su existencia. Ella me dice que mi cerebro sabe que es solo un juego, que nos divirtamos  yo lo sé pero no quiero verlo y sé algo que no se el que es. Ella soy yo. La rubia se va con los otros dos arlequines, que cojen una especie de alfombra negra y me van envolviendo, recorriendo mi cuerpo, por los lados, me encierran dentro de una caja oscura y yo caigo, a un vacío  dentro de la cama donde estaba, caigo, no dejo de caer y sigo cayendo.
Abro los ojos, tu no estás, pero yo ya volví. Me arrodillo en la cama, me tiro de cabeza y río, solo río. De esa risa con absoluta satisfacción, cuando ya conociste el nirvana.



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